Enclavada como una perla frente a la costa atlántica, la isla de Noirmoutier atrae invariablemente a los autocaravanistas en Todos los Santos. La calma de la temporada baja, la suavidad del océano y los paisajes de dunas, salinas y pinares ofrecen un respiro después de un verano ajetreado. Se puede recorrer el litoral en bicicleta, disfrutar de las salinas aún activas, observar las aves migratorias y degustar los productos locales en los mercados que siguen abiertos en otoño.
Es imposible perderse el Mont-Saint-Michel, esta maravilla arquitectónica y espiritual, Patrimonio de la Humanidad. En otoño, las multitudes son más discretas, la luz es más suave y las espectaculares mareas adquieren una dimensión casi mística. Puede aparcar en las zonas asociadas al CAMPING-CAR PARK cercanas y utilizar su Tarjeta de Acceso para un acceso simplificado. Gracias al Pack'Privilèges, podrá reservar su plaza con mucha antelación, para despreocuparse de la logística.
Diríjase al suroeste y a las inmensas playas de las Landas: Biscarrosse combina playa, bosque, lagos y dunas. El día de Todos los Santos, las playas se llenan de paz, los pinares se tiñen de rojizos y el aire marino tonifica. Para los amantes de la naturaleza, los lagos de Biscarrosse y Parentis ofrecen paseos a orillas del agua y excursiones en plena naturaleza.
Más que una escala, Calais ofrece un patrimonio marítimo, playas de guijarros, museos costeros y una puerta de acceso a los acantilados de la Costa de Ópalo. En otoño, la luz cambiante acentúa la belleza del Mar del Norte. Es un excelente punto de partida para explorar la costa septentrional.
Aix-les-Bains, a orillas del lago Bourget, es un destino perfecto para el otoño. Con sus baños termales, sus paseos a orillas del agua y su ambiente tranquilo, es una ciudad ideal para los autocaravanistas que buscan relajarse. El macizo de Bauges ofrece además unas vistas panorámicas excepcionales que se pueden explorar a pie o en bicicleta.
El día de Todos los Santos, las viñas de la región de Beaujolais se engalanan con colores flamígeros. Villefranche-sur-Saône, puerta de entrada a la región, es un punto de partida ideal para explorar los pueblos vinícolas y saborear la gastronomía local. Es un destino ideal para un viaje otoñal que combine patrimonio, vino y productos locales.
El lago del Der, uno de los mayores lagos artificiales de Europa, es un remanso de paz en otoño. Es un lugar muy apreciado por los observadores de aves, gracias a las numerosas especies migratorias que pueden verse en esta época del año. El paisaje es especialmente fotogénico el día de Todos los Santos.
Entre La Rochelle y Rochefort, Fouras es una estación balnearia encantadora y tranquila en otoño. Fuerte Vauban, playas tranquilas y paseos frente a la isla de Aix conforman el paisaje. Una gran escala balnearia accesible todo el año.
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Conocido por su ambiente relajado y su spot de surf, Soorts-Hossegor sigue siendo una gran opción para el Día de Todos los Santos. Playas, pinos y lagos ofrecen un entorno relajante y hermoso. Los restaurantes que siguen abiertos ofrecen una muestra de la gastronomía de las Landas.
Con sus extensas playas, su bosque nacional y su lago, Mimizan es perfecta para una escapada otoñal. Menos concurrida en esta época del año, atraerá a los amantes de la naturaleza y la tranquilidad. Los carriles bici ofrecen magníficos paseos entre el océano y el bosque.
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